“Pues me hice una página de Facebook y no vendo más”. Quien trabaje en los medios sociales no se va a sorprender de este comentario, y seguro que estará de acuerdo conmigo en que poca gente se va a creer que:
- Abrir una página de Facebook NO significa que en una semana vayas a tener 1 millón de fans: a menos que seas Justin Bieber (que sólo hay uno, y es inimitable), olvídate. Para lograr tus fans vas a tener que sudar la gota gorda, actualizar periódicamente, ofrecer contenidos interesantes para el público que al que te diriges, y, sobretodo, ¡tener paciencia!
- En las redes sociales sólo hay adolescentes: tal vez en Tuenti encuentres un público más joven, pero la última oleada de AIMC demuestra que cada vez más adultos a partir de 45 años acceden a Internet de manera habitual, y el IV Estudio anual de Redes Sociales de IAB afirma que en 2012 el 30% de los usuarios de las redes sociales tienen entre 40 y 55 años.
- Las redes sociales no son gratuitas para nadie: aunque no haya un desembolso directo de dinero. Me explico: si eres una empresa, crear una fan page es gratuito, pero necesitas mantenerlas, y para ello precisarás de un profesional o un equipo de profesionales, que diseñen una estrategia, creen contenidos, actualicen los perfiles… Y si eres usuario, el servicio se “paga” con tus datos, que la red social en cuestión coge (de manera anónima) para mejorar la publicidad que te ofrece.
- Cuantos más “Me gusta”, mejor: precisamente hoy publicamos un post sobre el asunto. Más bien hay que decir que cuantas más interacciones que aporten, mejor: darle al “Like” cuesta muy poco, pero hacer un comentario, interacción más directa con la marca, cuesta más.
- Si tengo fan page no necesito web: te hago una analogía sencilla: la web es el corazón, las redes sociales las extremidades. Se puede vivir sin un brazo (puedo “pasar” de tener perfil en Pinterest, o en Facebook), pero trata de vivir sin corazón. Las redes sociales apoyan a tu negocio, pero tienes que referenciar al usuario a algún sitio (la web).
